Carta para la colectiva en un arbolito de Navidad

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Queridxs artistas:

 

El sentimiento que originó la colectiva en un arbolito de Navidad era uno de hartazgo institucional y de agotamiento creativo ante la falta de espacios y recursos para el ejercicio artístico en la ciudad en que vivimos. Venía de un rechazo a la seriedad curatorial y a la impostura de la exhibición engolosinada con condiciones de conservación y seguridad diseñadas con el único fin de proteger bienes valiosos.

Era también una toma de posición frente a las exposiciones que importaban celebridades para endulzar, con un sospechoso sabor a novedad, las listas de artistas que repetían los mismos nombres de siempre. Era el pretexto perfecto para transformar el malestar de la decepción en combustible y celebrar la noche más larga del año en el hemisferio norte –a veces también, la más fría.

El arbolito permite un nivel de espontaneidad que favorece los gestos, el sentido del humor y la admiración por el detalle. Sigue requiriendo de labores museográficas, pero no demanda apoyos institucionales ni impacto social. Su escala nos ayuda a imaginar que hacer arte todavía puede ser una actividad paralela al trabajo.

Hacer espacios para lo aleatorio es algo distinto a lo que comúnmente entendemos por curaduría. La repetición de este ejercicio se fundamenta en la intención de desnaturalizar las tradiciones y promover un arte portátil y sincero, interesante pero desinteresado, ligero y con sentido del humor.

No hay que olvidar que una exhibición colectiva es un mapa de las relaciones de confianza que existen entre lxs artistas que deciden participar y quienes les hospedan. A todxs ellxs les damos las gracias por su generosidad y esperamos que su obra siga encontrando formas divertidas de hacerse presente en el ecosistema artístico.

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Alan e Interior 2.1